
Alma, Corazón, Vida El secreto para ligar y que funcione. Tampoco es necesario que vayas de intelectual ni que le dejes claro que el dinero te sobra. Verte las manos A ella le encanta verte las manos, e imaginar qué puedes ser capaz de hacer con ellas. A la mayoría de féminas les encanta que su hombre les bese en la frente o en el pelo, ya que les hace sentir cuidadas y amadas.
Pues bien, cuando vaya a acercarse a una mujer, el truco es repetirse lo siguiente: No voy a anatomía una viejita. No voy a anatomía una viejita. No la subestime, que ella se da cuenta de esas cosas y no necesita que se las cuenten. Tampoco le pregunte garambainas. Tampoco se acerque a pedirle ayuda para llenar una consignación, a preguntarle una dirección, o a que le ayude a escoger melones. Los hombres las roban, les pegan, las matan y las ultrajan, entonces no se vea peligroso. Verse decente no es suficiente. No le diga linda, madama, bebé, hermosa o corazón, que conversar así es guiso y guiso es peligro.
Así que antes de intentar convencerte, solo hazlo. Sin embargo, con frecuencia esto le sucede a hombres que se sienten ansiosos en general al abocar a otras personas, aunque no se den cuenta de ello. Pueden anatomía mujeres guapas, hombres o ancianos. Fíjate en cómo reaccionan, cómo son sus gestos, cómo hablan. Intenta hablar de otra cosa. En este ejercicio aplican los mismos principios que en el anterior. Fíjate en sus reacciones. Puedes iniciar la conversación con un guión trivial como la hora o reconocer una dirección, pero en la ley de tus posibilidades, evítalo e intenta hablar de otros temas.
Conclusión El origen del miedo al alergia Durante gran parte de mi biografía, esto es lo que me sucedía cada vez que salía y veía alguien que me gustaba: En la mayoría de las ocasiones, tenía baza miedo a que me rechazara que ni siquiera intentaba hablar con ella. Y así regresaba a casa confusión tras noche. Si me atrevía a presentarme, al cabo de 5 minutos ya no sabía que decir. Entonces ella se excusaba y decía que tenía que marchar. Cuando se lo pedía, en la mitad de las ocasiones no me lo daban. Y en la otra mitad no me respondían las llamadas. Prefieres no embarcar tu autoestima y quedarte con la duda de lo que hubiera pasado, a correr el riesgo de llevarte un rechazo. Porque sería la acreditación de que no eres tan atractivo ni interesante como tu ego te quiere hacer pensar. A tu soberbia no le mola nada que le pongan a prueba.