
Para determinarlo, habría que pensar en cómo se comportan las mujeres inteligentes. En primer lugar, han dedicado su vida a los estudios y acumulan experiencia a partir de ellos. Extraen conclusiones de los ejemplos que le dan sus amigos y su familia. Desde un principio, ya saben lo que les gusta y lo que no. Por esta razón son también selectivas. Se trata de una clase de personas poco conformistas.
Sea una de estas opciones, dos o las tres, todo pasa por proponérselo seriamente y poner los medios para conseguir lo que se desea, empezando por ser la mejor versión de nosotras mismas. Consiéntete, hazte un beatitud, queda con alguien especial para beber un café, guarda tiempo para ti: sal a la naturaleza, escribe poco para ti o invítate al cine. No te compares con otras mujeres Al menos no negativamente. Es bravo tener un modelo que admirar, empero cuidado con caer en la achares, esto solo puede llevarte a la inseguridad y la infelicidad.
Parte de la existencia del complejo de Cenicienta se debe a que, culturalmente, el rol de mujer dependiente sigue siendo valorada como algo deseable y próximo a la virtud y la pureza. A continuación veremos algunas de las razones por las que reivindicar la figura de las mujeres empoderadas. Saben lo que quieren en una relación Al conocerse mejor que nada y tener claras sus perspectivas sentimentales, la mujer empoderada no se anda con chiquitas sobre las características que buscan en una pareja, o aun sobre defectos y cualidades en dicha relación hipotética. El motivo de esto es su fuerza de voluntad, necesaria para vivir consecuentemente una filosofía de vida marcada por la autosuficiencia. Son honestas Aquí nos encontramos con otro rasgo característico de una mujer que se empodera, y es que va con la verdad por delante.