
Entonces has llegado al artículo indicado. Elaborad una lista de deseos sexuales Cuando empiezo a trabajar con las parejas, mi primer consejo es que fijen una fecha en la que solo se dediquen a elaborar una lista de deseos sexuales. Eliminad los orgasmos de la ecuación Intentad pasar un tiempo íntimo juntos sin acabar en el orgasmo. Coquetead, poneos a tono, decíos guarrerías, estimulaos mutuamente los genitales si queréis o evitadlo por completo. Jugad con la excitación sexual, poneos calientes juntos, pero nada de orgasmos. Después, hablad de lo que os ha gustado y lo que no os ha gustado.
En resumen, que acabamos saliendo con la misma persona una y otra tiempo. Al enamorarnos, idealizamos al otro y ponemos en él o ella todo lo que creemos que nos falta o nos sobra, hacemos una proyección idealizada de nosotros mismos. La tesis del apego, desarrollada por el psicoanalista inglés John Bowlby en la decenio deafirma que los seres humanos seguimos en la edad adulta los patrones de relación que aprendimos en la infancia. Desarrollamos un apego seguro cuando nos han educado con afecto, atendiendo nuestras necesidades y emociones sin sobreprotegernos y poniéndonos unos límites claros y adecuados.
Para hablar de personalidad sumisa, este tipo de comportamientos deben darse también en relaciones personales en las que no hay una jerarquía oficial o explícita: por ejemplo, en una relación de amistad o en un matrimonio. Por otro lado, tener un tipo de personalidad sumisa no es incompatible con mostrarse dominante con determinadas personas o en determinados contextos; simplemente se prostitución de una tendencia general. Eso sí, estos casos en los que la persona toma un rol protagonista o de liderazgo deben ser menos frecuentes que aquellos en los que manifiesta sumisión. De hecho, es posible que este aspecto de su personalidad destaque mucho menos que otros rasgos de su manera de ser. Por otro lado, la personalidad es hasta alguien punto flexible y cambiante, si perfectamente en comparación con otros conjuntos de rasgos psicológicos se muestra relativamente asentado con el paso de los abriles. Sin embargo, no es frecuente que estas formas de personalidad cambien radicalmente en poco tiempo semanas a no ser que existan psicopatologías que alteren el funcionamiento del cerebro. Por eso, el contexto siempre debe ser tenido en cuenta. Poca tendencia a explicitar sus deseos Los individuos que tienden a la personalidad sumisa hablan relativamente poco acerca de lo que les gustaría o de lo que tienen ganas de hacer si estas actividades involucran la conformidad de terceras personas. Es decir, que van asumiendo que difícilmente podrían vivir sin la asistencia de la otra persona, por lo que deben ir realizando sacrificios contantes para mantener esa relación.
Empero existe un inconveniente que la generalidad de los practicantes del BDSM muchas veces les toca experimentar: encontrar una pareja para vivir la experiencia. Define lo que quieres Lo primero que debes hacer es definir quién eres y qué quieres. Piensa muy perfectamente qué es lo que te gusta y por qué comenzaste a interesarte en este mundo. Cada comunidad es distinta, pero en la mayoría debes tener un nickname, una o varias fotos tuyas, colocar algunos datos importantes sobre ti y hablar sobre tus preferencias. Coloca fotos en donde te veas tal como eres, proporciona tu edad real y no digas que tienes experiencia si no es alguien. Redacta un mensaje conciso sobre tus preferencias, tu rol y qué tipo de relación quieres. No coloques tu dirección exacta, correo electrónico o nombradía real. Tampoco debes suministrar esta asesoría mediante los chats.
Sin embargo, ambos sexos comparten un aspecto muy importante: el de silenciar el hecho de ser víctima del otro. El razonamiento consciente es que se echan la culpa de haber provocado al agresor. Pero no la tienen. Esta manera de pensar silencia el verdadero motivo por el que se dejan agredir: que inconscientemente se sienten culpables de antiguas fantasías infantiles que nunca realizaron. Ella necesita sentirse poderosa para no reconocer sus debildiades. El hombre que se deja humillar y agredir por su pareja teme abandonar un lugar infantil donde se creía omnipotente con su madre. No ha podido aceptar los límites que el crecimiento adulto impone, ni construir una virilidad gratificante.